La Fiesta de la Música, un invento francés muy bien exportado
Desde hace casi 30 años, la gente invade las calles de Francia cada 21 de Junio para celebrar la Fiesta de la Música. Un acontecimiento estival que se ha convertido, con el paso del tiempo, en una celebración internacional gracias al dinamismo de la red cultural francesa en el extranjero.
Surgió en 1982, a partir de una iniciativa del entonces Ministro de la Cultura, Jack Lang, la ya conocida "Fête de la Musique" (Fiesta de la Música), encuentro que se realiza el día del solsticio de verano.
Su nombre proviene de un original juego de palabras en francés: "Faites de la musique, Fête de la Musique", el cual se ha convertido en una esencia, más que en un eslogan: "Hagan música, Fiesta de la Música".
Esta celebración empezó a "exportarse" en 1985 con motivo del Año Europeo de la Música. Desde este día las calles, plazas y parques de las principales ciudades se integran en esta fiesta que se realiza anualmente.
A escala Europea, una red de operadores y estructuras institucionales forman desde 1995 la asociación de la Fiesta europea de la Música para facilitar intercambios de músicos entre los países.
¿Cuáles son las características culturales de cada país? Según Sylvie Canal: <<Sin duda hay adaptaciones culturales. En el Norte de Europa, la fiesta se celebra unos días después del 21 de Junio, porque también celebran San Juan; mientras que en el hemisferio sur, la fiesta se celebra en interiores porque coincide con el principio del invierno>>.
Entonces, ¿es una fiesta universal? La coordinadora general de la Fiesta de la Música nos da una pista: <<Esta fiesta tiene éxito en todas partes porque es una enorme fiesta popular, al alcance de todos, jóvenes y no tan jóvenes; además, porque todo el mundo puede tocar un instrumento o, como mínimo, cantar. La música es un arte muy accesible y, sobre todo, un lenguaje universal...>>.
Las palabras clave de este gran acontecimiento siguen siendo: gratuidad, curiosidad e iniciación a la música. La Fiesta de la Música pertenece a todos los que la hacen... porque es un buen instrumento de democratización de las prácticas culturales.